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Estudiar no significa pasar horas frente a los apuntes sin levantar la cabeza. Muchas veces, los alumnos se frustran porque sienten que dedican tiempo pero no obtienen resultados. La clave está en usar técnicas de estudio eficaces, que hagan mejorar el aprendizaje y que sea más fácil, organizado y motivador. Aquí tienes 10 estrategias prácticas que pueden marcar la diferencia en este curso:

  • Método Pomodoro
    Estudiar en bloques de 25 minutos con descansos de 5 ayuda a mantener la concentración y evita la fatiga mental. Después de cuatro bloques, se descansa más tiempo (15-20 minutos).

  • Subrayado inteligente
    No se trata de colorear todo el libro, sino de resaltar solo las ideas clave. Lo ideal es hacerlo con dos colores: uno para conceptos principales y otro para ejemplos o detalles. Una vez que se tiene práctica en el subrayado, se pueden utilizar más colores para diferentes datos (fechas, nombres,…), dependiendo de la asignatura.

  • Esquemas y mapas mentales
    Organizar la información de manera visual (con flechas, cuadros o diagramas) facilita comprender los temas y recordar mejor las conexiones entre conceptos. También pueden hacerse dibujos que hagan recordar con facilidad los conceptos.

  • Autoexplicación
    Explicar en voz alta lo aprendido, como si dieras una mini clase, es una técnica muy eficaz. Si puedes explicarlo con tus palabras, significa que lo has entendido de verdad. También puedes explicárselo a otra persona.

  • Repetición espaciada
    Repasar un poco cada día es mucho más efectivo que estudiar todo de golpe antes del examen. La memoria a largo plazo se construye con pequeñas dosis de repaso espaciadas en el tiempo.

  • Técnica de la pregunta y respuesta
    Convertir los apuntes en preguntas ayuda a practicar como si fuera un examen real. Así el alumno se pone a prueba y detecta dónde necesita reforzar.

  • Flashcards o tarjetas de estudio
    Son ideales para vocabulario, fórmulas o fechas. En una cara se escribe la pregunta y en la otra la respuesta. Se pueden usar en papel o en apps, y permiten repasar de manera rápida y divertida.

  • Estudio intercalado
    Alternar asignaturas o tipos de ejercicios (por ejemplo, matemáticas y después historia) mejora la atención y ayuda a transferir conocimientos de un tema a otro. Organizar el estudio por dificultad de las asignaturas o de los temas que se van a repasar puede mejorar nuestro rendimiento.

  • Tomar apuntes activos
    En lugar de copiar literalmente lo que dice el profesor, es mejor resumir, hacer esquemas rápidos o usar palabras clave. Esto obliga a procesar la información desde el inicio.

  • Espacio de estudio libre de distracciones
    No es una técnica de estudio en sí, pero muy necesario. Un lugar tranquilo, ordenado, con buena luz y sin móvil cerca favorece el enfoque y elimina el ruido visual. El entorno importa tanto como la técnica.

Consejo extra para las familias
Los padres pueden apoyar mucho animando a que los alumnos prueben estas técnicas de estudio y encuentren cuál se adapta mejor a su estilo y a mejorar su aprendizaje. No todos aprenden igual, y descubrir su método puede ser un cambio enorme.
Además, si notas que tu hijo dedica esfuerzo pero aún así no logra resultados, puede ser el momento de contar con un apoyo extra, como clases particulares, donde además de reforzar las materias, se trabajan hábitos y técnicas de estudio adaptadas a cada alumno.

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